Bienvenido(a)

Hola, gracias por visitar mi blog, espero que los cuentos, poemas, relatos, canciones o cualquier otra cosa que se me ocurra escribir y subir a este espacio te guste. Quiero aclarar que lo escrito en esta página no es un reflejo total de mis sentimientos, más bien es como una extensión de mi ser, algunas ideas que tenía guardadas y debían ser liberadas.

martes, 22 de mayo de 2007

22 de mayo

Hoy caminé mucho, tal vez las distancias no suenan muy disparatadas, pero después de correr media hora en el Campus, me fui a mi casa caminando, llegué en una hora, me bañé, comí y fui a casa de un amigo, está, digamos a la mitad, entre el Tec y mi casa. La razón por la que caminé me hace enojar, así que prefiero no revelarla. Lo interesante no es que caminé tanto ni el "porque", sino todo lo que miraba, respiraba, sentía y pensaba en el tiempo que lo hacía.

Me dí cuenta que la ciudad no es tan fea por sí misma, pero las personas la hemos hecho fea, llena de grafitis mal hechos, atascada de basura, con banquetas rotas y algún poste caído porque alguien chocó contra el. Pero los edificios tienen su historia, los parques que vemos están distribuidos de manera inteligente; en fin, podríamos sacar varias historias de la ciudad, dejando simplemente que los edificios y construcciones hablen.

Otra cosa muy desagradable que hacemos los "ciudadanos" es una peste con la mezcla de olores que se manejan en la calle, si alguien no sabe como se pueden mezclar los aromas a pescado, con fruta podrida, animales muertos, sangre y rosas, le sugiero que se de una vuelta caminando por las calles. Y cuando no apesta a nada de eso, es imposible poder tener un aire puro, está demasiado contaminado.

Mientras pasaba todo eso, a cada paso que daba sentía como se introducían pequeños círculos de energía por los pies y poco a poco se esparcían por el cuerpo, me sentía uno solo con las calles, sentía que los árboles de mi lado eran una extensión de mi ser, incluso llegué a pensar que podía moverlos.

Pensaba de manera inconsciente, estaba melancólico, pero no era una melancolía depresiva, sino que era un recuerdo que rebotaba dentro de mi cabeza y no se estaba quieto, con todo mi enojo, mi felicidad, mi desesperación, mi tranquilidad, no sé porque quise saber la fecha y fue cuando la vi: 22/05/07

domingo, 20 de mayo de 2007

¿Por qué?

"Me he acordado mucho de ti". Ese fue el mensaje, tal vez es raro, supongo que a mi me extrañaría si me lo mandaran, la primera pregunta que viene a tu mente es "¿por qué te has acordado de mi?", y mi respuesta para eso es un simple "no sé".

Realmente no hay una razón por la cual nos acordemos de una persona, evidentemente que si te acuerdas de alguien es porque es especial en tu vida, pero ¿no hay otra razón? Tal vez inconscientemente hay objetos o situaciones que nos recuerdan a una persona, y cuando pasan, irremediablemente pensamos en esa persona. Tal vez simplemente se crean enlaces en las neuronas y recuerdas a la persona. Tal vez quieres demasiado a la persona y no dejas de pensar en ella, pero te entretienes con otras cosas y cuando no tienes nada en la cabeza, te das cuenta que está esa persona ahí. Son suposiciones, no sé que sea exactamente.

Lo que sé es que pienso en tí, si algún día encuentro la respuesta al "¿por qué?" te la hare saber, mientras tanto, espero que entiendas que "he pensado mucho en ti".

Increíble

Hace unos días, cuando empecé este blog, un amigo me dijo que le gustaba la manera en que escribía, pero que siempre mis cuentos, poemas o cualquier cosa tiene su aire de melancolía o tristeza y que se reflejaba totalmente mi subconsciente. Me puse a pensar en eso, es cierto que siempre acaban con algo así, pero no creo que sea por que me sienta deprimido o melancólico. Sólo que creo que es más fácil escribir de esa manera. Ahora trataré de escribir algo alegre.

Increíble, una sensación que es muy difícil de explicar, como todos los sentimientos, sin embargo, hay momentos que son así. El poder estar en el bosque, rodeado de naturaleza, poder respirar ese aire con un sutil aroma a árbol, tierra mojada, en fin, a vida. Poder caminar a través de árboles tan grandes como edificios y aprender a escuchar sus suspiros, esos que te cuentan todo lo que han visto a lo largo de décadas, e incluso siglos. El sentir la respiración de la tierra a tus pies a cada paso que das. El ver, en un cielo claro, la primera estrella de la noche, pedir un deseo y la ilusión de que se cumpla. El prender una fogata, para tener un poco de calor en el clima del bosque, ver como se encienden los leños y le entregan su vida al fuego, ver la danza divertida de las llamas, que son como juegos y risas de niños.

También puedo decir que es increíble el estar parado en un escenario, la adrenalina que ocasiona estar al frente de un público, saber que tienes la atención de todos y que durante algunos instantes tú eres lo más importante. Los nervios que te dan instantes antes de salir a escena, ese revoltijo en los hombros, ese ligero temblor en los pies y en la voz, ese hormigueo que sube desde los pies hasta la cabeza. El calor de las luces cuando entras, la mirada expectante del público, el gasto de energía al hacer un sólo movimiento. Escuchar expresiones de alegría, enojo, indignación e incluso tristeza; expresiones que tu generaste. Salir a dar las gracias con una sonrisa en la boca, orgulloso de lo que hiciste, escuchar el aplauso que vale más que cualquier cosa, un aplauso sincero que te hace seguir. Los abrazos de las personas que fueron a verte.

Y algo todavía más increíble, el saludo fraternal que tienes con tus amigos. El conocerlos tanto, que sin hablar con ellos, sabes que les pasa, el hablar con ellos horas sin decir nada y a la vez diciendo todo, el pasar tanto tiempo con ellos, que ya no tienes nada que contarle y sin embargo siguen hablando, el enojarse con ellos por tonterías y nunca pedir perdón, porque al día siguiente todo está bien. La mirada de esa mujer especial, con la cual te pierdes, el primer saludo con ella, el primer abrazo, el primer beso, el último. El tener los recuerdos de que fue hermoso, y poder olvidarte de tus errores y los de ella, y simplemente recordar los buenos momentos.

Gracias a todos, con ustedes he compartido al menos uno de esos momentos "increíbles".

jueves, 17 de mayo de 2007

Amor

Ese día desperté, de inmediato pensé en tí, ese pensamiento lo cambió el reloj, cuando descubrí que era tarde y tenía que apurarme. Cuando estaba bañándome, recordé una vez más porque estaba contigo, encontré las razones de siempre y algunas nuevas. Era muy bueno saber que contaba contigo para todo, que antes que nada eras mi amiga, mi confidente; que sólo contigo podía ser como realmente soy sin miedo a ser criticado. Aparte de eso, recordé tus besos, tus ojos, tu cabello, todo eso que me enloquecía.

El día transcurrió y no pasó nada relevante, me maldije una y otra vez por tener que darle un espacio a las clases de mi mente, ya que sólo la habitabas tú. Después tuve que concentrarme para poder ensayar bien, en cada momento olía tu aroma, oía tu voz, sentía tus manos.

En la noche, recostado sobre mi cama, escribí una carta, pensé en una buena analogía para decirte cuanto te amaba, creí que podía decirte que te amaba tanto como el agua, pero el agua se está acabando y mi amor está creciendo, así que deseché esa idea. Pensé que si mi amor se expandía cada vez más podría ser como el universo, se expande al infinito, pero luego recordé que en el universo hay espacios oscuros, sin nada, en cambio en mi, todo está lleno de amor. Decidí mejor no tratar de encontrar una analogía, ya que no era muy posible encontrarla, y preferí buscar el regalo perfecto para alguien como tú. Entonces pensé en bajar la estrella más linda, pero ninguna se comparaba contigo; después traté de guardar un rayo de sol en un frasco para dártelo, pero tus ojos iluminan más que eso; traté de guardar la calma de la noche, pero tu sonrisa me hizo desistir.

Hoy desperté, me dí cuenta de que ya no estás a mi lado, ya no tengo a mi amiga, ya me vuelvo a ocultar, ya no hay besos que me eleven a las nubes, ya no hay caricias celestiales. Hoy desperté y supe que perdí el mar, la luna, las estrellas, el sol, el universo y la vida. Hoy perdí todo, por fin encontré mi analogía perfecta del amor que sentía... demasiado tarde... la carta sigue en el cajón sin ser enviada... ahí se pudrirá, junto con mi analogía y mi amor.

Un gran día

Hoy, por la mañana me despierta un suave y cálido rayo de sol, tocando tiernamente mi cara. Siento una inmensa tranquilidad dentro de mi cuerpo, me quedo recostado en mi cama durante unos minutos más, después con mucha calma me levanto, entro al baño a bañarme. El agua tibia toca mi cuerpo, siento como nunca ese baño que tanto necesitaba, me visto sin realmente preocuparme mucho por la ropa que escogo, tomo una manzana de la cocina y salgo a dar un paseo sin alguna razón en especial.

Al salir a la calle, me doy cuenta de que el día era hermoso, el sol alegra inmensamente el día, miles de pájaros cantan desde las copas de los árboles para después emprender el vuelo, juguetear un momento en el aire entre ellos y regresar a lo alto de los árboles a cantar, la gente les da de comer, y ellos se lanzan a gran velocidad desde sus nidos hasta el piso para recoger lo que sus picos les permiten, mientras que, a algunos pasos de ellos, en el parque, los niños corren, saltan, gritan, cantan y juegan alegremente sin descansar, se divierten plenamente sin que les preocupe nada más que ser felices, se lanzan la pelota, se persiguen unos a otros, pero siempre una gran risa emana de su ser. Llenan aquel lugar y alegran a sus madres, quienes los ven de cerca sentadas en una banca, platicando entre ellas mientras disfrutan un delicioso helado de limón que venden en el parque, platican de las cosas que han hecho durante la semana. Yo, en uno de los extremos de este parque, observo como se llena de vida cada rincón del mismo, respiro el aire puro que los árboles nos dan, siento dentro de mí la tibieza de la sangre recorrer mi cuerpo desde la cabeza hasta los pies.

Sigo caminando unas calles más, admirando la belleza natural que hay a mi alrededor y de pronto empiezan a caer algunas gotas de lluvia fría que hacen correr a la gente a buscar refugio. Yo, sin embargo, sigo caminando bajo ella, me parece perfecta, siento ahora, aparte de la tibieza de mi sangre, el dulce recorrido del agua que baja suavemente por mi cuerpo y llega a su destino final, el suelo. Un sutil olor a tierra mojada empieza a emanar desde los alrededores y penetra lentamente por mi nariz hasta llenar mis dos pulmones de ese rico perfúme. Sin darme cuenta de cuanto he caminado, sin sentir cansancio en mi cuerpo, llego a la orilla de un lago, ya no existe la ciudad alrededor y la tranquilidad es total, parece que ese lago no fuera visitado nunca, el agua es cristalina, los alrededores verdes y no hay señal alguna de vida humana a muchos kilómetros alrededor. La tarde comienza a caer y yo estoy recostado en ese precioso lugar, veo un hermoso atardecer, el sol se oculta y permite ver en el cielo colores que van desde el rojo cálido hasta el púrpura frío, el crepúsculo me hace pensar en regresar a mi casa pues no sé a cuanta distancia me encuentro de mi hogar, camino de regreso sin pensar en mucho y sin darme cuenta de que camino tomar. Son cerca de las 11 de la noche y por fin he llegado a mi casa, me siento realmente tranquilo, no tengo hambre, ni sed, ni siquiera cansancio, sin embargo, me dirijo a mi cuarto para dormir después del día que tuve.

Al llegar a mi cama me encuentro a mí mismo acostado en ella, sin vida, mi cuerpo yace ahí solo, inerte. Estoy muerto, sin saberlo he estado muerto todo el día, el sol brilló por la mañana, la lluvia mojó todo por la tarde y un gran atardecer marcó el final del día, los pájaros volaron, cantaron, los niños jugaron, gritaron. Todo el mundo siguió su vida sin darse cuenta que yo morí, todo sigue su rumbo sin mi, los ríos fluyen, los peces nadan, las aves vuelan, el mundo es igual; nada ha cambiado, tan sólo se ha ido en ente que alguna vez rió, lloró, cantó, jugó, disfrutó, existió, y hoy... desapareció para siempre.